En 1885, Adolfo García Fernández, salió de Otur, junto a su mujer Eduviges López , con la intención de trabajar en Luarca, buscando un modo de vida alejado de la agricultura y las labores propias del campo.

A poco de instalarse en Luarca decidió fundar una empresa dedicada al comercio de ultramarinos y muy poco tiempo después, basándose en algunas recetas de su mujer, una panadería que simultaneó con su negocio.

Fueron años difíciles, pues la Guerra Civil y la contínua requisitoria de materias primas y producto elaborado por parte de las tropas en contienda, hicieron que a Adolfo le costase mucho trabajo alimentar a su numerosa prole.

Se dice que detrás de tiempos difíciles vienen tiempos buenos y este fundador empezó a prosperar y los negocios daban lo suficiente como para poder pagar los créditos contraídos con anterioridad y proporcionar cierto bienestar a su familia.

A Adolfo le sucedieron sus hijo Manuel y Marino que compartieron con su padre los trabajos y fatigas propias de aquella época.

A estos dos hijos les sucedieron sus nietos, Marino y José Manuel que mantuvieron las fórmulas y consejos recibidos durante todo este tiempo además de desarrollar nuevos productos que se sumaban al pan,  las mantecadas y los bollinos de mantequilla, como las galletas de cortesía cuya producción comenzó en la decada de los 80 con la «galletina de canela», seguida de la «galletina de avellana».

A los nietos de Adolfo también hay que atribuírles la modernización de  la maquinaria de elaboración y envasado, incorporando la primera envasadora flow-pack que producía 300 unidades por minuto, algo inédito en aquella época.

En la actualidad sus bisnietos Marino y José Manuel, continúan con el negocio ampliado y modernizado. Con ellos llegó el traslado a sus nuevas instalaciones en el Polígono Industrial de Almuña, inyectando a la empresa una visión renovada acorde con las tendencias del mercado y las nuevas tecnologías, aportando nuevas técnicas de producción e innovando en nuevos productos y mercados pero eso sí, manteniendo la misma filosofía que acompañó a la empresa desde su fundación, la calidad por encima de todo.

Desde la fundación por Adolfo García Fernández con el nº de Registro General de Industria 0/00199, hasta el día de hoy han transcurrido 4 generaciones y de todas y cada una de ellas están fundidas en las nuevas instalaciones, las ilusiones, esperanzas, desvelos y anhelos propios del trabajo de más de un siglo.

En 1885, Adolfo García Fernández, salió de Otur, junto a su mujer Eduviges López , con la intención de trabajar en Luarca, buscando un modo de vida alejado de la agricultura y las labores propias del campo.

A poco de instalarse en Luarca decidió fundar una empresa dedicada al comercio de ultramarinos y muy poco tiempo después, basándose en algunas recetas de su mujer, una panadería que simultaneó con su negocio.

Fueron años difíciles, pues la Guerra Civil y la contínua requisitoria de materias primas y producto elaborado por parte de las tropas en contienda, hicieron que a Adolfo le costase mucho trabajo alimentar a su numerosa prole.

Se dice que detrás de tiempos difíciles vienen tiempos buenos y este fundador empezó a prosperar y los negocios daban lo suficiente como para poder pagar los créditos contraídos con anterioridad y proporcionar cierto bienestar a su familia.

A Adolfo le sucedieron sus hijo Manuel y Marino que compartieron con su padre los trabajos y fatigas propias de aquella época.

A estos dos hijos les sucedieron sus nietos, Marino y José Manuel que mantuvieron las fórmulas y consejos recibidos durante todo este tiempo además de desarrollar nuevos productos que se sumaban al pan,  las mantecadas y los bollinos de mantequilla, como las galletas de cortesía cuya producción comenzó en la decada de los 80 con la «galletina de canela», seguida de la «galletina de avellana».

A los nietos de Adolfo también hay que atribuírles la modernización de  la maquinaria de elaboración y envasado, incorporando la primera envasadora flow-pack que producía 300 unidades por minuto, algo inédito en aquella época.

En la actualidad sus bisnietos Marino y José Manuel, continúan con el negocio ampliado y modernizado. Con ellos llegó el traslado a sus nuevas instalaciones en el Polígono Industrial de Almuña, inyectando a la empresa una visión renovada acorde con las tendencias del mercado y las nuevas tecnologías, aportando nuevas técnicas de producción e innovando en nuevos productos y mercados pero eso sí, manteniendo la misma filosofía que acompañó a la empresa desde su fundación, la calidad por encima de todo.

Desde la fundación por Adolfo García Fernández con el nº de Registro General de Industria 0/00199, hasta el día de hoy han transcurrido 4 generaciones y de todas y cada una de ellas están fundidas en las nuevas instalaciones, las ilusiones, esperanzas, desvelos y anhelos propios del trabajo de más de un siglo.

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